CAPÍTULO 1 – CON LA TOGA EN LA MANO

“Perdone a usted que se lo pregunte, pero… ¿Qué es un Procurador? ¿Qué hace y para qué lo necesito?”

Los interesados que intervienen en un procedimiento judicial por primera vez, (ya sea como demandantes, o como demandados), desconocen en su mayoría, la necesidad de tener que contratar no sólo un Abogado, si no también un Procurador.

Por tanto, las preguntas anteriores y otras muchas, son muy habituales de escuchar en el día a día de Despachos de Abogados, Asesorías y los propios Juzgados, y muchas veces las informaciones que se dan no son del todo correctas.

Para resolver las cuestiones anteriores, vamos a empezar por explicar la formación del Procurador: No somos administrativos, ni gestores; somos profesionales de la Justícia, y como tales, somos Licenciados o Graduados en Derecho. Nuestra formación de base, por tanto, es la misma que cualquier profesional que interviene en la Justícia: tanto Abogados, como Procuradores, Jueces, Fiscales o Letrados de la Administración de Justícia, somos Licenciados o Graduados en Derecho.

Un ejemplo de ello, es que debemos sentarnos en el estrado del Juzgado durante la celebración de las vistas, y vestir obligatoriamente con Toga, (prenda de vestir larga y negra, que permite describir a los profesionales del Derecho, cuando están en el desarrollo de sus funciones, y que tiene su origen en la Antigua Roma).

Una vez superada la carrera universitaria, debemos completar nuestra formación con un Postgrado en Procura; y una vez aprobado, debemos obligatoriamente realizar un examen y proceder a la colegiación en el Colegio de Procuradores que nos corresponda por demarcación territorial. Sin embargo, nuestra formación no acaba con la Colegiación y el inicio del ejercicio profesional: los habituales cambios legislativos y la reciente (aunque lenta) revolución tecnológica que está experimentando nuestro Ordenamiento Jurídico, obliga a los Procuradores a estar en constante formación y “actualización” de las formas de trabajo y comunicación con los Juzgados.

Por tanto, son dos, los principales problemas con los que nos encontramos en el día a día de nuestra profesión:

  • Por un lado las modificaciones y derogaciones de leyes por nuevos textos legislativos, y por otra,
  • La implantación telemática en el sistema de presentación de escritos y recepción de resoluciones judiciales, cuya función es intentar acabar con el uso del papel en nuestras sedes judiciales.

El primer problema, forma parte de la profesión desde sus inicios, pero el segundo de ellos, la implantación telemática, ha supuesto una verdadera revolución en cuanto a los tradicionales métodos de comunicación con nuestros Juzgados.

En consecuencia, nos ha obligado a tener que realizar una formación complementaria, no sólo jurídica, si no también en ocasiones de índole informática, lo que ha supuesto un gran esfuerzo formativo y económico, al tener que adaptar nuestros despachos a las nuevas tecnologías.

Así pues, tras la lectura de este pequeño artículo, podrá comprobar que, aunque la profesión de Procurador, es del todo desconocida para una gran mayoría de los ciudadanos, eso no significa que no haya mucho esfuerzo, trabajo, y sobretodo, una constante formación jurídica.

Darse cuenta de que se es ignorante, es un gran paso hacia el saber

Benjamin Disraeli

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