De todos es conocida, la lentitud, falta de eficacia y en ocasiones, desconfianza, hacia la Justicia española.
Cualquier ciudadano que se haya visto obligado a acudir a nuestros Juzgados y Tribunales, habrá sufrido en algún momento los retrasos e incluso la desinformación de la situación en la que se encuentra su procedimiento judicial. La falta de medios materiales y humanos, y la acumulación de procedimientos judiciales que, no hay que olvidar, deben ser resueltos por un único Juez o Jueza, hace que nuestros órganos judiciales, sufran un tremendo atasco, desde hace ya varios años.
La llegada de esta terrible pandemia, no ha hecho otra cosa más que evidenciar, (todavía más si cabe), las carencias que sufre nuestra Justicia española que, si anteriormente ya estaba al borde del precipicio, ahora directamente ya ha caído en picado desde el acantilado: Juzgados que no cuentan con medios telemáticos para realizar comparecencias o vistas, ordenadores que no funcionan, sistemas obsoletos, la casi inexistente práctica del “tele trabajo” y la tan odiada utopía del “papel 0” que, no nos engañemos, en Justicia se lleva años intentando implementar, pero que, nunca llega a ser una realidad.
Para que los lectores entiendan con más claridad la situación en la que nos encontramos, haremos la similitud con otro Organismo Público: la Agencia Tributaria. Efectivamente, las oficinas, como todos los sectores y ámbitos, ya sean públicos y privados, han permanecido cerradas, pero cualquier ciudadano o profesional, ha podido realizar cualquier tipo de gestión a través de su página web, como puede ser la presentación de la declaración de la Renta, o el Alta o Baja (en su mayoría), en la declaración censal.
Pues bien, en Justicia, nada de eso ha sido posible. Los Juicios llamados “urgentes”, se han celebrado con cuentagotas y con no pocos problemas informáticos y, aquellos expedientes judiciales que no tienen dicho carácter de urgencia, han quedado totalmente paralizados durante meses, hasta que se ha intentando encontrar una solución, cuando desde otras Administraciones ( y por supuesto, empresas privadas), se ha optado por el teletrabajo desde el primer día. Es indudable que, por cuestiones lógicas de seguridad, salud y prevención, miles de juicios quedaron suspendidos, pero no olvidemos que, no todo lo que está en sede judicial depende de la celebración de un juicio. La Justicia podría haber cerrado sus edificios, pero continuando trabajando de “puertas para adentro”.
¿Cuál es la solución?
Fácil, lo que se viene demandando años atrás: doblar o triplicar el número de agentes, tramitadores y gestores por Juzgado, Letrados de la Administración de Justicia y Jueces, así como su contínua formación y actualización y la implementación de medios informáticos y telemáticos modernos, que agilicen la gestión de los expedientes.
Como ejemplo, les pudo indicar que, cierto Juzgado especializado de la ciudad de Valencia, recibe al día, entre doscientas y trescientas demandas, siendo tramitadas únicamente por ocho funcionarios, y una Letrada de la Administración de Justicia, así que, saquen sus propias conclusiones.